Cuando nacemos ya tenemos la misión en nuestra semilla, que es lo que somos para el universo.
No nacemos por casualidad, sino causalmente, así como cada célula de nuestro cuerpo tiene su tarea.
Somos necesarios para el todo con la capacidad de desarrollar aquello que será un servicio para la humanidad.

Somos co-creadores y nadie dudaría de que esto es así, si observamos que todo aquello que utilizamos para vivir. Alimentos, vestimenta, electrodomésticos, medicamentos, herramientas, vehículos, viviendas, muebles, educación, investigación científica, etc. todo ello es creado por la mente del hombre. Transformando lo que la naturaleza nos da y utilizando nuestra inteligencia, que también nos la dio la naturaleza.
En todo lo que tenemos a nuestro alrededor están la creatividad y la mano del hombre.

Si aprendemos de otros somos inteligentes, si aprendemos de nosotros mismos, somos sabios.
Cada cosa que realizamos desde nuestra capacidad, es una creación y seguramente es única, como única es nuestra inteligencia.

La felicidad se encuentra en nuestra realización personal y es porque hemos colaborado con el “Plan” del universo que evoluciona a través nuestro.
La magia está en descubrir el inventor, el maestro que está en cada uno de nosotros.
El secreto de nuestra misión está en el desafío. En animarnos a crear lo nuevo, aquello que el universo espera de nuestra individualidad.

Necesitamos de los maestros que nos enseñen lo que saben y con aquello que tenemos como base, utilizando nuestra propia genialidad, creamos el próximo paso, que será aprovechado por otro que seguirá la cadena de evolución.
Mirar atrás y competir, es olvidar nuestra misión, que es única.
El universo (¿Dios?) nos necesita. ¡Descubramos al genio que llevamos dentro!!!!!!!!!!!