¿Somos o nos hacen?

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La programación del carácter emocional inicia en el momento en que nacemos, ya que la amígdala, (lugar donde se graba la información) es un espacio físico, que está maduro en el primer momento de nuestra vida.
Nuestro carácter dependerá de las experiencias vividas, según el trato que hayamos recibido, y también lo que hayamos visto como ejemplo, de quienes nos criaron.
Como dijimos, esto es una programación.
Nuestro verdadero ser es  único e irrepetible, con virtudes y capacidades que se desconocen y que contienen al “Genio”. Este, solo podrá manifestarse si encuentra un campo fértil esto quiere decir, autoestima y confianza en uno mismo sin patrones impuestos, véase profesiones oficios o actividades artísticas, que nuestros padres o educadores nos legaron.
Cuando criamos un niño, debemos darle educación, mucho amor para que aprenda a amarse, (no hay otro modo de generar autoestima) y descubrir sus capacidades “Geniales” que serán el éxito en su adultez. Esto también tendrá mucho de programación, solo que será para que sus bases le permitan descubrirse a sí mismo y auto desarrollarse.
Muchos fuimos programados para determinadas cosas con la que no pudimos cumplir porque no eran para nosotros. Nos anularon, nos desviaron y nos hicieron sentir culpables, nos llamaron inútiles por no poder cumplir con las expectativas de quienes nos criaron. ¡Claro! ¡Faltaba el principal ingrediente! El aporte de nuestro deseo, lo que nace de nuestro interior, de nuestra personalidad.
Gracias a los últimos descubrimientos científicos, sabemos que la programación emocional se puede cambiar, desaprendiendo los códigos grabados, y al desarrollar el poder interior, renacemos a la nueva vida “Personal”.
Podemos agregar algo importante a esta reflexión: el universo nos necesita para evolucionar. Debemos desarrollar nuestras capacidades, es la misión que debemos cumplir para que estas sean un aporte trascendente y así la humanidad cada vez más inteligente, la haremos entre todos ¡Sin excepción!